viernes, 8 de abril de 2011

Nuevos Géneros de Trova

Con el nombre de trova yucateca se denomina a ciertos aires musicales mestizos típicos de Yucatán, México, cuyo origen se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX. Los géneros propios de la trova yucateca son básicamente tres: elbambuco, de origen colombiano; el bolero, de ascendencia cubana, y la clave, que es una reelaboración del pasillo colombiano. Los compositores de este género incluyen en ocasiones valses, pasillos propiamente dichos, habaneras e incluso jaranas (un género musical nativo también de Yucatán, pero relacionado con los pueblos mayas de la región). Los principales exponentes de la trova yucateca fueron Ricardo Palmerín, Guty Cárdenas y otros muchos, que difundieron la música de la península yucateca en los núcleos urbanos del México desde principios del siglo XX.
Existe en Mérida la de Yucatán un interesante Museo de la canción yucateca.
La canción de autor, o trova, en el Perú

En el caso particular del Perú, es indudable que, al igual que en todas partes, ha tenido trovadores de toda clase según su devenir histórico. En la época prehispánica cuenta Garcilaso que, en el imperio incaico, esta función la ejercían ciertos poetas ambulantes denominados en quechua como "arawix". Es obvio que deben haber habido infinidad de formas y variantes de cantantes e intérpretes de la historia y acontecimientos andinos. Ya en la época hispánica surgen varios movimientos de expresión popular como el llamado Taki Onqoy; éste era una danza acompañada de letras de carácter reivindicativo y venía a ser subversiva para la colonia (puesto que quienes participaban en ella eran trovadores-bailarines que iban de pueblo en pueblo recordando lo grande que había sido el imperio incaico y de cómo tenía que hacerse para regresar a él, expulsando a los españoles; se trataba, entonces, de una “música protesta”, razón por lo cual fue combatida y suprimida). También existieron otros tipos de músicos trashumantes quienes, cargando sus arpas, violines, vihuelas y guitarras, compusieron una serie de melodías, historias y poemas que, hasta la fecha, se recuerdan sin que se sepa el nombre de sus autores. Hoy se puede ver a esos trovadores pero principalmente en las zonas más humildes y apartadas de las grandes urbes: en las caletas de pescadores, en los pueblitos del interior y en los villorrios. También es posible encontrarlos en alguna feria popular, en eventos familiares o en los bares y cantinas amenizando alguna reunión. Pero, como es de esperarse, sus apariencias no encajan con lo que industria de la música exige, motivo por el cual no se les reconoce oficialmente como “artistas” sino solo como “músicos populares”. Sin embargo, a pesar de ello, irónicamente sus creaciones constantemente están alimentando al "star system", el cual se encuentra conformado por los intérpretes que sí se incorporan a las estructuras reguladas del sistema. Por eso es que se dice que la verdadera inspiración siempre “viene del pueblo y va hacia él” (José Carlos Mariategui, politico peruano). Pero eso sí: la industria del disco no acepta canciones con letras comprometidas que tengan algún tinte político o reflexivo. Rara vez logra darse algo así y eso solo cuando un determinado fenómeno es ya imposible de ocultar (como el caso de la canción “Flor de retama” del trovador Ricardo Dolorier, es un huayno que hace referencia a los sucesos represivos de las Fuerzas Armadas Peruanas, en ese entonces en el gobierno, contra una protesta estudiantil en el año 1969). Quiere decir que los trovadores-músicos-poetas del pueblo siempre existen, pero viviendo al margen de los medios de comunicación, transmitiendo sus mensajes para unos cuantos privilegiados que los saben valorar y escuchar.
Por otro lado, se hicieron también esfuerzos personales pero con modelos más liberados del discurso político, como lo hecho por Chabuca Granda, cuya influencia sirvió para formar a los más identificables y renombrados cantautores peruanos hechos bajo dichos parámetros (que exigía el uso de ritmos propios del país): Andrés Soto, de la Colina y Daniel “Kiri” Escobar. Ambos trovadores tienen en común el empleo de ritmos peruanos para expresar, no solo sus sentimientos, sino también situaciones sociales agudas de su propia sociedad (la marginalidad, la pobreza, el racismo, la injusticia, etc.).
En el Perú la trova se inicia con Chabuca Granda y se caracteriza por melodías simples y hermosas letras.
Actualmente los trovadores más conocidos son Daniel F, Kiri Escobar, Andrés Soto, Javier Lazo, José Villalobos, Piero Montaldo, Enrique Mesías, Caroline Cruz, Omar Camino, Jorge Millones, Daniel Ochoa, Pedro Novoa, Laura Casquero, Gino Córdoba, Lalo Salazar y Carolina Viale; destacándose también, aunque solo como interprete, Miryam Quiñones, entre otros. También NoRecomendable (Edson lara), Socrates Arevalo, Manuel Sotelo, Luis Pereda, todos ellos miembros de Colectivo Urbano..
Además de los exponentes de la trova en el Perú que se señalan anteriormente y que se encuentran en la capital Lima, en la ciudad de Cusco existen varios artistas que cultivan esa corriente, tales como Yuri Boluarte y Camilo Félix como cantautores y Darwin Carpio como intérprete e instrumentista, también figura entre ellos Ricardo Castro y Franco Cáceres. Estos artistas se encuentran agrupados, generalmente, en un local cultural que se llama La Oveja Negra. Jorge Millones, desde que radica en la ciudad de Cusco, ha pasado a formar parte de ese grupo de exponentes de la trova en Cusco y Perú.

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