Santiago Feliu es integrante del movimiento de la Nueva Trova, aunque por afinidades generacionales ha sido identificado como parte de la Novísima Trova.
Es cantante, guitarrista, productor y compositor. Domina además el bajo, la batería, la percusión menor, el piano y la armónica.
Discípulo de Silvio Rodríguez y aprendiz de los amigos de su hermano Vicente, desde bien temprano la música llegó a su vida. Ya con trece años conoció a muchos de los músicos que le acompañarían en los escenarios.
Comienza a tomar la guitarra en una alineación derecha a pesar de su condición de zurdo, sentando las bases para sus peculiares e innovadoras melodías. Se acerca vehementemente al cine, en escapadas del ambiente cargado de su hogar.
Lee a clásicos como Herman Hesse, Michael Ende y Franz Kafka, de cuyas obras fue permeando las letras de sus canciones. Escuchó a los grandes exponentes de la música clásica (Beethoven, Mozart, etc.) y a Juan Formell, tildado por algunos como el “Mozart de Cuba.”
Alguien lo llamó alguna vez “un hippie en el comunismo.” Y creo que no encontró una manera mejor de definir su espíritu. De la melancolía a la esperanza, descubriendo la poesía en lo que le rodea, suele ser escuchado por esos que desean que les hablen, que compartan su dolor existencial y el peso que implica conocer la Historia.
Su orientación izquierdista aparece bien metabolizada en las letras de sus canciones, lo que las aleja del panfleto político, y las acerca más al sentido de la vida, al existir humano, a la Historia y a cuestiones como la revolución, la evolución, la guerra o el tiempo mismo.
Su tema más conocido, todo un clásico de la Trova cubana, se titula Para Bárbara, y fue inspirado por un matrimonio que duró tan solo ocho meses. De él nació su hijo Adriano, quien ya se incluye en la corriente de la canción “novísima.”
El trabajo de guitarra que introduce en sus canciones, trasciende el mero acompañamiento de las canciones trovadorescas. Con la armónica enfatiza los sentimientos que quiere expresar, ejecutando, en ocasiones, conmovedores solos entre estrofa y estrofa.
Ha grabado los discos Vida (1986), Trovadores (1987), Para mañana (1988), Náuseas de Fin de Siglo (Estudio, 1991), Náuseas de Fin de Siglo (En vivo, 1994), Ansias del Alba (Con Vicente Feliu, 1997), Futuro Inmediato (1999), Santiago Feliu (En vivo, 2000), Entre Otros (Junto a Noel Nicola, 2002), Sin Julieta (2002) y Ay, La Vida (2010).
Para Bárbara
CD Náuseas de Fin de Siglo
La letra de esta canción se encuentra llena de poesía. Los sentidos de las palabras intentan viajar a lo infinito, a una cosmovisión, a un estado de gracia universal, nacido de una relación corta pero a todas luces muy intensa con su esposa.
Siento que tus destellos ahogan mi brisa / mi brisa que presiento inagotable azul infinita / límpida brisa / de lirismo inagotable / soplo de sueños / que en mi verso / se derrama.
Si de mi voz florece / la canción / motivo de / tu dar / si de tus ojos nace / la bondad / de abrirme en el verso / un palpitar / no me dejes ir.
La letra se desarrolla sin contar una historia. Más bien es una alegoría, un acercamiento a la inspiración que ciertas cosas o personas nos producen. Al diálogo de retroalimentación que solemos mantener con ellas.
Pero esta relación no es siempre positiva, no avanza uniformemente, sino que se encuentra plagada de contradicciones. Un destello, si es demasiado fuerte, puede producir ceguera momentánea en el observador.
Así sucede con cada cosa en este mundo. Todo tiene aspectos positivos y negativos.
Que un destello ahogue su brisa, puede parecer un disparate, si lo entendemos en sentido directo. No obstante, se trata de un recurso poético conocido como sinestesia, mediante el cual un sentido, en este caso el de la visión, es asociado con otro para crear un efecto de belleza y/o comunicar un sentimiento, idea o impresión.
Cuando Santiago le habla a Bárbara, parece estarle hablando a la creación misma, que es la que provoca, a través de esa contradicción que mencionaba más arriba, el estado de inspiración y armonía con el mundo.
Por eso la canción nace de esa bondad de “abrirte en el pecho un palpitar” (o sea, provocarle sentimientos), y es como un soplo, algo inapresable que deja la sensación de haberse ido sin alcanzar su definición mejor*.
Sin embargo, su relación con bárbara (o su musa) no fluye en un único sentido. También los destellos del cantante ahogan la brisa de ella, que es inagotable, y como la de él, azul, infinita, al derramarse en la canción.
Por eso el autor no considera su voz como patrimonio privado, sino más bien como el resultado de una relación con la creación, con la mujer, con el mundo, y con la vida. Entonces, de alguna manera, él pasa de creador a creado, y le pide, en esta su canción, que ya no es tanto de él sino también de ella y de todos, que no lo deje ir, que no deje escapar ese momento tan preciso e importante.
La relación con su esposa se redimensiona a partir de su condición de inspiradora de esta canción, que ha sido parte de todos nosotros, porque Santiago así lo soñó.
**Referencia al poema de José Lezama Lima “Ah, que tú escapes”… en el momento en el que alcanzas tu definición mejor…; sobre el acto mismo de la creación poética.
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*El Puente Musical Desde Cuba
Este material es parte de una serie con el fin de promover la comunicación entre la gente de las diversas regiones del planeta. Estaré utilizando una narración sencilla para hacer llegar al público interesado el mensaje que trasmiten esas canciones cubanas que por su escaso potencial comercial y las dificultades que supone su traducción, a veces permanecen en un estancamiento comunicacional, a pesar de ser verdaderas joyas de la cultura cubana.
http://www.nos-comunicamos.com.ar/content/encuentro-entre-nueva-trova-y-rock-cubano-actual.html